viernes, 29 de octubre de 2010

Un colegio para vivirlo.

Diez años en la docencia, sin ser muchos, dan al menos para redactar varias entradas de blog y sobretodo para conocer gente maravillosa.
Vamos a partir de un hecho casi inherente a nuestra profesión y por supuesto a la sociedad actual: la movilidad laboral. Raro será el caso de algún/a docente que no haya pasado al menos por cuatro o cinco colegios antes de la jubilación (bueno eso si es jubilación LOGSE).
Ese ir y venir, ese trasiego, acarrea; amén de problemas de diversa índole: cambios de hogar, gastos de alquiler, de transporte,cambio de colegio de tus hijos, ... -¡Benditos problemas! Dirán algunos/as. En estos tiempos que corren- ¡Ya los quisiera yo!. Son otros tiempos,no hace mucho se oía en los institutos aquello de: ¿Estudiar?-¡me la suda! (con perdón) me voy a la obra . - Bueno ya estoy desvariando. ¡Céntrate!. Retoma el asunto.
Retomando. Esa movilidad laboral. Ese trasiego nos lleva afortunadamente a conocer, a compartir experiencias, a crear,...
Todos/as hemos tenido y tenemos muchos compañeros y compañeras que nos han aportado mucho y otros que sin aportar nada en absoluto, y quizás precisamente por eso; han contribuido a nuestra idea de entender la escuela y por ende la educación.
En ocasiones ocurre que con varias de estas personas creas vínculos de amistad y si esto pasa compartiendo colegio ... ¡ la leche!,¡apaga y vámonos!
Cuando hay buena relación entre el profesorado se nota en la idiosincrasia del centro. Toda la comunidad educativa se beneficia y repercute en una mejora. Que por supuesto, también lo es a título personal.
Hace años tuve la suerte de trabajar durante cuatro cursos en el CPR Barranco de Poqueira donde conservo buenos amigos y amigas y crecí como maestro. Aunque llevo ya varios cursos en Lanjarón, donde por cierto estoy estupendamente y me da que va a seguir así; todos los años recibo una invitación desde mi antiguo cole para participar en La Mauraca.
Una actividad donde conviven los niños y niñas de varios colegios de la Alpujarra junto con sus profesores y profesoras. VER FOTOS y reportaje.
Allí me reencuentro con amigos y amigas, con el alumnado del que tanto aprendí y supongo algo enseñe y con una forma de entender la educación. Una escuela en la que creo y a la que intento llegar; la del respeto, la convivencia, la solidaridad,... una escuela para compartir.
¡Gracias por contar conmigo y sobretodo por estar siempre ahí!