El pasado viernes en el coche ,a la vuelta del colegio, mi compañera y amiga Ana nos contó una anécdota. Resulta que salió con su curso de Infantil de excursión por el pueblo. Fueron al Restaurante El Sol , donde el padre de uno de sus alumnos les había montado un pequeño taller de cocina. La actividad fue genial y los niños y niñas disfrutaron mucho.
Aprovechando el itinerario entre las calles de Lanjarón, pidió a sus peques que fueran leyendo todos los carteles.
Había que ver a toda la chiquillería leyendo a diestro y siniestro.
-¡Seño, seño pa-na-de-rí-a!
- Muy bien fulanico.
-¡Pe-lu-que-rí-a!
-Estupendo zutanico,...
-¡Seño, seño, seño!
-¿Dime?.
- Pa-je-ro.
-¡Niiiiiño! ¿Dónde has leído eso?
- Aquí seño.
Aprovechando el itinerario entre las calles de Lanjarón, pidió a sus peques que fueran leyendo todos los carteles.
Había que ver a toda la chiquillería leyendo a diestro y siniestro.
-¡Seño, seño pa-na-de-rí-a!
- Muy bien fulanico.
-¡Pe-lu-que-rí-a!
-Estupendo zutanico,...
-¡Seño, seño, seño!
-¿Dime?.
- Pa-je-ro.
-¡Niiiiiño! ¿Dónde has leído eso?
- Aquí seño.